martes, 4 de diciembre de 2007

El punto ciego (Corto)

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Un corto que, en un principio, puede resultar extraño, e incluso, es posible que no sepas a que atenerte hasta el final o que tengas que verlo dos veces para entenderlo del todo. Aún así, me ha sorprendido bastante. No esperaba que fuese a interesarme demasiado cuando comencé a verlo pero ¡todo lo contrario! Es uno de los cortos más originales que he visto hasta ahora, no sólo por el guión en sí, sino... bueno, sólo tienes que verlo para entenderlo.

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Corazones de usar y tirar

Él: "has llegado a odiar tanto a una persona ke hasta te duelan las venas de la impotencia??"
Sanya: "he llegado a odiar a alguien hasta el punto de querer matarlo y saber k luego sin esa persona no podria seguir viviendo, sí... y cuando digo matarlo, lo digo absolutamente en serio, aun a riesgo de parecer una psicópata."
Él: "trankila he sentido exactamente lo mismo. Desee matar a sangre fria a alguien y al minuto me entristeci de pensar ke estaba muerta".

Esto es un fragmento de una conversación de MSN con un amigo, hace cosa de un mes, copiada literalmente aquí.

Él hablaba de una ex-novia, la cual le llevó por el camino de la amargura, como se suele decir. Ahora está con otra, a la que no quiere, al menos ni la mitad de lo que quiso a la anterior. Pero... ¿qué ocurre? Que no le supone ningún problema: está absolutamente loca por él, y no existe lugar para las dudas, esas que con la anterior tanto le asaltaron respecto a la veracidad de su amor (el que ella podía sentir), o de la sinceridad de la relación.

Hace una semana, quedé con un amigo. Bueno, más bien conocido. Me contó que tenía novia desde hacía tres años, pero que no la quería. ¿Por qué no la dejaba? Porque ella era demasiado débil y las veces que intentó acabar con todo, ella se derrumbó completamente, en prácticamente todos los sentidos. Ahora sigue con ella, pero no la quiere. Al principio no estaba segura si creerlo, pensaba que era simplemente una excusa para poder tirarme los trastos sin tener sentimiento de culpa (no es prepotencia, es tener ojos en la cara ;p), pero me di cuenta de que era sincero y que no lo estaba pasando bien con esa situación. Poco antes de empezar ésta relación tuvo otra, un caso muy similar al anterior: nada estaba del todo claro, por tanto, esa incertidumbre, mantenía viva la llama.


Cuántos casos más podría contar de amigos y conocidos... Sin ir más lejos, el mío propio. Mi conversación por MSN con mi amigo, por ejemplo, encierra un claro mensaje de ello.

Sí, he llegado a odiar a alguien a quien quería. He llegado a desear su muerte, y a arrepentirme de ésta aun sin haber sucedido nunca. He llegado a desear verlo arrastrarse para suplicarme que no lo matase, y saber que luego moriría yo por saber que ya no estaba conmigo. He llegado a querer torturarlo psicológicamente, a hacerle sentir un daño infinitamente mayor del que nunca hubiese sentido, para luego abrazarlo y cuidarlo para siempre.

Esto me ha ocurrido en dos ocasiones, con dos personas distintas, una a mayor escala que la otra. Digamos que la primera me sirvió un poco de advertencia y en la segunda ya estaba prevenida. De hecho, de ésta última ni siquiera estoy segura de haberlo querido de verdad, y no había día que no dudase del supuesto "amor" que sentía (claro ejemplo de que es fácil escarmentar). En cualquier caso, cualquier otra relación, aparte de esas dos, se puede decir que no ha significado nada para mí. No han sido más que meros entretenimientos, juegos para pasar el rato.

Ahora, cuando estoy con alguien, sólo me importa lo que pueda ofrecerme y no lo que pueda ofrecer yo. Sí, soy muy egoísta, pero es así. Digamos que cuando caes una vez es muy difícil volver a caer, porque sabes lo mucho que cuesta levantarse. Y sí, por supuesto que puedes volver a caer, "el hombre es el único ser capaz de tropezar dos veces con la misma piedra", como bien es sabido, pero nunca será igual que la anterior.


Cuando te ocurre una vez sales escaldado, así, cada vez que piensas que caerás de nuevo ves las quemaduras de tu cuerpo y decides que no merece la pena coleccionar cicatrices. Prefieres coleccionar corazones: corazones vacíos, corazones de usar y tirar… pero corazones al fin y al cabo.