miércoles, 18 de abril de 2007

"Y decir alguna estupidez, por ejemplo: "Te quiero"..."

Aún recuerdo la primera vez que de mi garganta intentó escapar un "Te quiero". Recuerdo que apreté bien los dientes, uní mis labios, y, ayudándome de la saliva, me lo tragué.
Recuerdo cuantas veces me mordí la lengua, y a veces pienso en qué habría cambiado todo si no lo hubiese hecho.

Algo tan simple como esas 8 letras ¿podían haber hecho que mi vida no fuese la que es? ¿Que mi presente fuese distinto? ¿En otro lugar? ¿Con otra persona? ¿En otro momento?
Aunque, sin duda, lo que más recuerdo fue la primera vez que lo dije. Hace unos meses.
No fue nada romántico. No fue nada espontáneo. No fue nada bonito.

- "Joder!! Me gustaría saber realmente qué quieres de mi. Si solo soy una aventurilla para ti, o si me quieres [...] porque a veces pienso que no te importo nada en absoluto!! [...] ¿Tú me quieres?" - él.
-"Yo te quiero..." - yo.

...FIN...

La segunda vez que lo dije fue de verdad... Aunque, tambien es cierto que no siempre lo ha sido.
Ahora, lo digo continuamente. Lo digo cada vez que me apetece hacerlo, lo digo como quien dice "buenos días", o como quien pregunta la hora... Lo digo y lo siento...o no. Pero no puedo evitar pensar que hago un uso inadecuado de "las palabras mágicas". No puedo evitar pensar que cuando decimos "Te quiero" lo hacemos de un modo sistemático, sin pararnos a pensar en lo que eso es realmente, sin comprender todo lo que supone en uno mismo amar a alguien, y a lo que esas palabras conllevan. Lo decimos cuando la situación lo requiere, o cuando no tenemos nada mejor que decir. Realmente, pocos "te quiero" contienen su verdadera esencia. Tal vez los primeros, sean los únicos realmente sinceros...

...o quizá los últimos...

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Nuestros actos más nobles son los primeros y los últimos"